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Eliminar outsourcing obstaculizaría vacunación
En todo el mundo, ante la urgencia de vacunar a la población contra el COVID-19, se están buscando estrategias para producir, almacenar, distribuir y aplicar las dosis lo más rápidamente que se pueda. Ésta es la manera más efectiva de acabar con la pandemia, salvando así millones de vidas y aminorando sus devastadoras consecuencias económicas y laborales.
En este contexto, el outsourcing está siendo aprovechado con muchísima intensidad para poder articular las distintas etapas del proceso de vacunación y, de ese modo, delegar las tareas especializadas. Es imposible inmunizar a cerca de 8 mil millones de personas sin la colaboración de todos los sectores de la sociedad y sin usar cuantos recursos tengamos al alcance
No se trata de un fenómeno inédito. En décadas pasadas, a nivel global, los sectores farmacéutico y biotecnológico han utilizado la subcontratación para ampliar su capacidad de desarrollo y producción, gestionar con mayor facilidad el acceso a labores especializadas y reducir los costos de producción.
Dado que la elaboración y la distribución de medicinas es un proceso extremadamente complejo, se requiere de empresas para administrar al personal, facilitando así el engranaje de las cadenas productivas. Ya en 2018, Kate Hammeke, vicepresidenta de investigación de mercado de Industry Standard Research (ISR), señalaba que dos tercios de las actividades de dichos sectores se desarrollaban mediante la subcontratación.
Ahora, ante el coronavirus, el Banco Mundial ha hecho un llamado para que todos los países concentren sus esfuerzos en evitar la cadena de contagios y, sobre todo, asegurar una vacunación pronta y amplia. Muchos países están respondiendo responsablemente al llamado.
Así, de acuerdo con Fiona Barry, editora asociada de PharmSource GlobalData, los desarrolladores de la vacuna COVID-19 están firmando “acuerdos de subcontratación con los CMO (contract manufacturing organizations) a un ritmo sin precedentes”. Sólo mediante la cooperación será posible conseguir la tan anhelada inmunidad de rebaño.
De hecho, la máxima institución sanitaria a nivel global, la Organización Mundial de la Salud, se ha manifestado contundentemente al respecto: en su documento Outsourcing vaccine supply chain and logistics to the private sector, la OMS exhortó a que se recurriera a la subcontratación para combatir al coronavirus, debido a que este esquema permite aumentar la eficiencia, acceder al trabajo especializado y reducir costos.
Sin embargo, lamentable y preocupantemente, México está nadando a contracorriente. Todo indica que, en el próximo periodo de sesiones legislativas, se dictaminará como preferente una iniciativa que elimina la subcontratación de personal. Esto representa, de por sí, un embate contra el desarrollo económico, la inversión y el empleo formal. Pero ahora, prohibir el outsourcing obstaculizaría la vacunación.
En nuestro país, el ritmo de vacunación es extremadamente lento, de tal suerte que el número de dosis aplicadas por millón de habitantes es y seguirá siendo bajísimo en comparación a otras naciones similares a la nuestra. Parece que, pese al excelente trabajo de la comunidad científica internacional, el 2021 no será el año de recuperación para México.
Además de que la eliminación de la subcontratación constituye un golpe a los sectores que se busca proteger y, de manera indirecta, una negligencia sanitaria, esta decisión se fundamenta en falsas premisas, ya que, para erradicar los comportamientos abusivos de algunas empresas de tercerización, basta con fortalecer la supervisión y crear un padrón nacional de outsourcing, tal como se acordó en las mesas de alto nivel organizadas por la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) de la Cámara de Senadores hace casi un año.
Por todo lo anterior, TallentiaMX está obligada a insistir en que se actúe con responsabilidad en materia de tercerización. La regulación y la vigilancia son necesarias, ya que pueden acabar con prácticas nocivas y asegurar el cumplimento de las obligaciones fiscales y laborales por parte de las empresas. Sin embargo, eso no significa de ningún modo desatender las recomendaciones de los órganos que a nivel global están encargados de promover la recuperación sanitaria, económica y laboral. No prohibamos la subcontratación.
El autor es director general de TallentiaMX.