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Las joyas musicales de Martin Scorsese
“¿Quién te crees que eres? ¿Frankie Valli o algún magnate?”, le pregunta Karen (Lorraine Bracco) a Henry Hill (Ray Liotta) en Goodfellas. La sección instrumental de “Layla” de Derek and the Dominoes o la entrada con ese legendario tracking shot al Copacabana con The Crystals son algunas de las imágenes cinematográficas más icónicas de Martin Scorsese. Antes de Quentin Tarantino, Scorsese fue otro de los maestros del cine estadounidense cuya historia ha estado vinculada a la música y sus influencias sonoras se cuelan a lo largo de su obra.
La secuencia no dura más de dos minutos, pero mira más de cerca en The King Comedy y verás a Joe Strummer y Mick Jones de The Clash, en la incomprendida cinta con Robert DeNiro que se convirtió en una de las influencias de Todd Phillips para Joker, la película de cómics más exitosa y redituable de todos los tiempos. Mientras filmaba Raging Bull, Scorsese presenció una de las presentaciones que la banda británica ofreció en Bonds en 1981 y sus canciones fueron la otra música que acompañó la creación de Jake la Motta.
Peter Gabriel, el exvocalista de Genesis, fue el responsable de la banda sonora de The Last Temptation of Christ. Las hipnóticos arreglos percusivos fueron cortesía del Nusrat Fateh Ali Khan, Youssou N’Dour, leyendas de la música africana; con los jazzistas Billy Cobham, David Sancious y Jon Hassell. Tampoco podemos olvidar a David Bowie interpretando a Poncio Pilatos en aquella adaptación a la novela de Nikos Kazantzakis. Para Kundun, la cinta sobre el Dalai Lama, se acercó al compositor estadounidense Phillip Glass para crear el hipnótico score que acompañan los mandalas fotografiados magistralmente por Roger Deakins y que se entremezclan con los alucinantes paisajes del Tibet.
Scorsese y Thelma Schoonmaker trabajaron por primera vez en la edición de Woodstock, la cinta de Mike Wadleigh sobre el legendario festival de Arte y Música del verano del ‘69. En el campo del documental realizó Living in a Material World sobre George Harrison. Sobre Bob Dylan, están No Direction Home, una exploración a los primeros años de Dylan y el elusivo Rolling Thunder Revue donde construye narrativas ficticias a partir de ciertos mitos sobre el ganador del Premio Nobel de Literatura.
En Shine A Light, Scorsese reclutó a los cinefotógrafos Emmanuel Lubezki, John Toll, Ellen Kuras y Pat Capone para capturar una serie de presentaciones que The Rolling Stones hizo en el Beacon Theatre durante el “A Bigger Bang Tour”. Mick Jagger fue uno de los productores de Vinyl, la serie que retrató —sin mucho éxito— a la industria del rock a mediados de los setenta y trata de recapturar un momento fundamental en la historia de la música pop. En Boardwalk Empire, su serie sobre la prohibición estadounidense, está uno de los montajes más emotivos de la televisión contemporánea con una reinterpretación de “Farewell Daddy Blues” de Ma Rainey.
Robbie Robertson, exlíder de The Band ha sido a lo largo de cuatro décadas uno de los colaboradores más sui géneris de Scorsese. El 25 de noviembre de 1976, Scorsese fue el encargado de capturar en celuloide el concierto de despedida de la banda, The Last Waltz, donde Robertson y compañía celebraron su último vals con participaciones de Muddy Waters, Dylan, Neil Young, Joni Mitchell, Van Morrison, Ronnie Hawkins, Ron Wood y Ringo Starr. Robbie Robertson también ha sido el supervisor musical de The King of Comedy, Casino, Gangs of New York, The Wolf of Wall Street, Shutter Island, Silence y The Irishman. Ésta última mantiene el sello distintivo de una banda sonora de Martin Scorsese, con el Doo Wop de The Five Satins, el R&B de Fats Domino, el mambo de Pérez Prado o el pop cursi de Santo & Johnny. Cuando las primeras notas de “In The Still of the Night” se aparecen en nuestra pantalla, nos volvemos a dar cuenta que Martin Scorsese sabe musicalizar mejor que nadie sus fantasías cinematográficas.
ACTUALIZACIÓN 11/12/2019 11:39: Una versión previa de este artículo contenía una impresición sobre las presentaciones en Bonds.