Me gusta ver mujeres desnudas

…o eso debe pensar Instagram. La verdad, mi cuenta de esta red social tiene poco tiempo y pocos seguidores, pero los algoritmos de Instagram han determinado que la mejor forma de tenerme enganchado a ella es mostrarme mujeres con la menor cantidad de ropa en las poses más sugerentes posibles…

No olvidemos que el objetivo de las empresas de redes sociales es ganar dinero. Parece una obviedad, pero se nos olvida. Para ganar dinero aseveran saber lo máximo posible de sus usuarios y son capaces de generar una adicción mayor que el tabaco y el alcohol, según un estudio de 2018 publicado por la Royal Society for Public Health. Su rentabilidad depende de que las consumamos constantemente.

Las compañías se pueden jactar de que saben más de sus usuarios que lo que los usuarios saben de sí mismos. Este potencial atrae a empresas de todo el mundo y convirtió a las redes sociales en el tercer canal con mayor recepción de inversión, tras la televisión y los buscadores. Captaron 84,000 millones de dólares de inversión en 2019 y en lo que va del 2020 ha subido un 56% según datos de SocialBakers.

Saber lo máximo de los usuarios se resume en una palabra: segmentar. Es decir, poder encasillar a un usuario en una parcela de características y gustos que permitan que los anunciantes puedan obtener el máximo retorno posible de su inversión. Las empresas de redes sociales confían tanto en la fortaleza de la segmentación y de sus algoritmos que casi venden su servicio como si fueran “agujas hipodérmicas”, concepto acuñado por Harold Laswell en el periodo de entreguerras. Unas teorías que sólo necesitan cambiar “medios de comunicación” por “redes sociales” para estar vigentes.

…Al abrir mi cuenta lo primero que hice fue seguir a gente que conozco, principalmente compañeros de trabajo y amigos. Después busqué y comencé a seguir las principales marcas de cámaras fotográficas…

Los algoritmos comienzan a mostrar al usuario lo que él quiere ver o lo que creen que el usuario necesita ver en función de su segmentación para poder ir generando no sólo interés, sino adicción. Se busca que los clientes estén el mayor tiempo posible en el sistema para seguir obteniendo información de ellos y monetizar su uso. Un círculo vicioso.

Según el informe anual de HootSuite, en 2019 el consumo per cápita diario de redes sociales fue de 2 horas y 24 minutos; en la franja de 16 a 24 años, el consumo fue de tres horas. Esto significa que un joven pasa 45 días al año en redes sociales y les puedo asegurar que, en el 2020, con los diferentes confinamientos, esta cifra habrá subido de manera drástica.

…Tras unas semanas mi esposa y yo fuimos al ballet y comencé a seguir a algunos de los bailarines. Entonces cometí lo que, a mi consideración, fue mi mayor error: también comencé a seguir bailarinas. En ese momento los algoritmos comenzaron a cambiar sus recomendaciones abruptamente y aparecieron cada vez con más frecuencia mujeres ligeras de ropa. El algoritmo asoció “hombre joven siguiendo bailarinas” con “hombre buscando mujeres desnudas”.

Lo que hizo el sistema no fue aprender de mí, sino asociar lo que otros seguidores con características similares a la mía buscan y parcelarme junto con un grupo de personas. Les dijo a sus anunciantes que yo pertenezco al “Grupo H”, al igual que otras miles de personas. El algoritmo determinó que lo que yo buscaba eran mujeres desnudas para mantenerme enganchado.

Aunque yo descarté esas publicaciones tuve que hacer un esfuerzo por conseguir que se fueran reduciendo de mi perfil y volvieran los aviones y las fotografías. Siguió parcelándome para monetizar cada una de mis visitas.

Al segmentarme, ha aumentado la probabilidad de que un anunciante capitalice su inversión, por ejemplo, convenciéndome poco a poco a que compre un nuevo objetivo fotográfico para hacer fotos de aviones. Eventualmente, hace que el mensaje llegue sólo a quien quiere que llegue: a quien lo hace rentable, quiera o no ver mujeres desnudas.

Twitter: @alejandro_cubi