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Sacerdotes encarcelados en Nicaragua
Sándor Dolmus, un monaguillo de 15 años, fue asesinado en Nicaragua en el contexto de las protestas de 2018. El joven religioso murió bajo las balas de paramilitares enviados por Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo. Desde 2018 hasta la fecha se han registrado más de 190 ataques contra la iglesia católica, sus fieles y sus líderes.
Los abusos de la dictadura contra la iglesia aumentaron en 2018, sin embargo, esta persecución violenta no es nueva; ha sido un sello característico de la relación entre Ortega y el purpurado. En agosto de 1982 el Director de Radio Católica, Monseñor Bismark Carballo, fue victima de un montaje de la Seguridad del Estado, quienes lo vincularon a un presunto triángulo amoroso. La operación de inteligencia fue maquiavélica y perfecta: una mujer bonita, un compañero celoso y un cura lujurioso. Aunque el libreto fue impecable, la historia se encargó de demostrar que todo fue una mentira más de la dictadura. Durante toda esa década los obispos y sacerdotes fueron exiliados, perseguidos, censurados y denigrados.
Ortega pidió perdón. En el año 2004, en el 25 aniversario de la llamada Revolución Sandinista, Ortega ya no era Presidente y ya no tenía el poder absoluto sobre Nicaragua, pero lo anhelaba, entonces decidió pedir perdón a la iglesia por todos sus abusos y ataques, jurando a los nicaragüenses no repetir sus tropelías funestas. La promesa jamás se cumplió.
En julio de 2018, en el contexto de las protestas cívicas, la iglesia de la Divina Misericordia recibió una lluvia de disparos, dejando las instalaciones de la capilla totalmente perforadas. Dos jóvenes que buscaron refugio en la Casa Dios perdieron la vida y decenas resultaron heridos.
En julio de 2020 la Catedral de Managua fue asaltada por presuntos simpatizantes de Ortega y Murillo. Los desconocidos quemaron la imagen de la Sangre de Cristo, la que según el pueblo católico llevaba 382 años haciendo milagros y prodigios a miles de nicaragüenses devotos.
En el año 2022 los ataques a la iglesia aumentaron con la expulsión del Nuncio Apostólico, Waldemar Sommertag, quien había realizado un trabajo de mediación en 2018 entre la dictadura y los protestantes cívicos.
Este año la dictadura ha superado en horrores y violencia a los regímenes de Cuba y Venezuela en sus ataques a la iglesia. En los últimos 3 meses se han cerrado más de 15 radios católicas, se ha encarcelado a dos sacerdotes, se ha expulsado a 18 monjas de la Orden de Madre Teresa y se ha decretado casa por cárcel para Monseñor Rolando Álvarez, Obispo de la Diócesis de Matagalpa. “Nos han cerrado todas nuestras radios. Pero la Palabra de Dios, no la callarán”, dijo el religioso que enfrenta a la dictadura más violenta de todo el hemisferio occidental.
*Exembajador de Nicaragua ante la OEA.
@ArturoMcfields