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Opinión

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¿Por qué las empresas no construyen patrimonio? (Parte 2 de 2)

En la primera parte hablamos sobre cómo muchas personas, que conocen las bases sobre cómo construir un patrimonio y tienen cierta capacidad de ahorro, eligen no hacerlo. Prefieren perseguir un estilo de vida que no pueden pagar, lo que les lleva a endeudarse.  

Exploramos algunas de las causas, como el conflicto entre lo racional (conocimiento o cultura financiera) y lo emocional (deseo). Nos quedamos analizando la influencia entre la identidad y la pertenencia social, con el impacto de las redes sociales.

Siguiendo con este tema, vale la pena hablar también sobre la forma como el consumo actúa, en muchas personas, como paliativo frente a sentimientos de inseguridad y estrés.

No sé si te ha pasado, pero mucha gente, cuando se siente mal, se va de compras para sentirse mejor. Ayuda a aliviar la presión emocional, aunque sea de forma temporal.

Esta gratificación instantánea, desde luego, no es sostenible, sobre todo cuando se usa el crédito y se convierte en deuda. Puede generar un círculo vicioso, en el que el consumo se vuelve tanto en el síntoma como en la causa de un malestar psicológico profundo.

En este espacio he dicho muchas veces que todos somos diferentes y lo que funciona para unos, no necesariamente le sirve a otras personas. Por eso las finanzas personales son eso: personales.

Muchas personas que viven esto han leído consejos sobre el manejo del dinero y, sin embargo, no los aplican. En mi experiencia, muchas ni siquiera se han dado cuenta de que tienen un problema: así es muy difícil ayudarlas.

Por eso es importante el enfoque de la psicología para romper ese ciclo. Antes de abordar asuntos sobre el manejo de nuestro dinero es esencial reconocer y aceptar las emociones subyacentes. El conocimiento propio es clave.

¿Cuáles son los sentimientos que te impulsan la necesidad de adquirir tantos bienes de alto costo? ¿Cada cuánto, realmente, necesitas renovar tu celular?

Una amiga de mi esposa, que gana muy poco en un empleo informal (sin prestaciones) renueva su “plan” con equipo de última generación cada dos años y se gasta más de 15% de lo que gana en pagarlo. Por eso nunca ha podido tener ningún tipo de ahorro, ni un colchón para imprevistos. Ella se siente bien así... por el momento. Hasta que el destino le alcance. Se lo hemos tratado de hacer ver sin éxito.

Pero ilustra lo que pasa en la vida de muchas personas, que si llevaran una vida más en línea con su propio nivel de ingresos, sí podrían ahorrar entre 10 y 15% de lo que ganan, para construir un patrimonio a largo plazo. En lugar de hacerlo, eligen estar endeudadas. Porque, no nos engañemos: un plan celular que incluye el aparato, con plazo forzoso, es una deuda.

Aprender a identificar esos patrones a los que nos llevan nuestras emociones es sumamente importante. Pero es terriblemente difícil y en muchos casos requiere meses de terapia. Particularmente, la de tipo cognitivo-conductual puede ser muy eficaz para redirigir el enfoque de la validación externa a la construcción de una autoimagen basada en valores internos y logros personales, en lugar de la posesión de bienes materiales.

Por eso en este espacio hablo tanto de lo importante que es tener claras nuestras prioridades y nuestros valores. De tener una visión de futuro, de largo plazo.

Cuando nos ponemos a pensar en cómo queremos que sea nuestra vida futura, veremos a la persona que deseamos ser, los logros personales, la estabilidad y las experiencias significativas. Veremos las risas y los momentos felices con las personas que amamos. Podremos ver que queremos una vida de estabilidad, sin depender de nadie más que de nosotros mismos.

En esa visualización no estará el último celular, ni el coche que tiene esa celebridad que seguimos en Instagram, ni tampoco el batido detox que toma para vivir una vida increíble (y que nosotros también queremos tomar).

Tener claro lo que realmente queremos, de lo que es en verdad importante para nosotros es un aspecto clave y central en cualquier aspecto de nuestra vida, no sólo en el financiero.

Porque el cambio comienza cuando reestructuramos nuestras metas personales y las alineamos con esos valores, con esa visión de futuro y las prioridades que la hacen posible.

Esa es la clave para que las personas empiecen a hacer lo que saben que tienen que hacer: ahorrar, invertir y dirigir sus finanzas personales a construirse ese futuro.

En este espacio he dicho muchas veces que todos somos diferentes y lo que funciona para unos, no necesariamente le sirve a otras personas. Por eso las finanzas personales son eso: personales.

Ejecutivo de alto nivel en seguros y reaseguro con visión estratégica de negocio, alta capacidad de liderazgo, negociación y gerencia. Además es columnista de Finanzas Personales en El Economista, Coach en Finanzas Personales y creador de la página planeatusfinanzas.com

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