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Opinión

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México votaría por Trump (me refiero a Sheinbaum)

Harrisburg, Pensilvania. No son elecciones normales, se trata de la proyección de un paradigma. 

Donald Trump no era un delincuente declarado por la Justicia en 2016. Ocho años después podría regresar a la Casa Blanca con 33 delitos relacionados con falsedades para encubrir los pagos en el marco de un escándalo sexual, es decir, podría ser el primer delincuente convicto elegido presidente.

Fukuyama estaría obligado a eliminar del catálogo al menos dos de sus libros: Confianza y El fin de la historia y el último hombre.

Un segmento de la población dice no tener confianza en el sistema electoral estadounidense gracias a la promoción sistemática de quien parece ser más publicista y actor que expresidente, Donald Trump.

Si Carlos Fuentes declaró que la palabra que más le gustaba era “atención”, Trump prefiere “arancel”: efecto de dinamitar el libre comercio que su país propagó en el siglo XX.

Fuentes tenía razón: atención con lo que podría ocurrir.

El fin de la historia, según Fukuyama, abriría una gloriosa época del monopolio de la democracia.

La paradoja dirige la amenaza hacia la democracia desde Estados Unidos.

México no hizo el trabajo de manera correcta en los últimos seis años.

Su política exterior, la de AMLO, fue dogmática y no de Estado. Similar a Trump.

Para las elecciones de mañana, el binomio AMLO/Sheinbaum apuestan por la victoria de Trump.

El expresidente mexicano se sintió cómodo interactuando con Trump durante los dos años que ambos coincidieron como mandatarios (2019-2020).

Entre ambos existió un quid pro quo que les permitió navegar de manera independiente a través de sus rutas críticas: AMLO pidió a Trump que no obstruyera su plan de reformas domésticas y el estadounidense le exigió reforzar la seguridad en la frontera con Guatemala.

AMLO fue el primero en mover sus piezas de ajedrez. Le pidió a Marcelo Ebrard que le obsequiara a Trump, a través de Mike Pompeo, el programa Quédate en México. Lo hizo en una sala de juntas de un hotel en Houston en noviembre de 2018.

La oferta de AMLO terminó por afectar a miles de inmigrantes cuyos derechos humanos fueron violentados, y muchos de ellos fueron asesinados en México.

La victoria de Joe Biden en las elecciones de 2020 no fue del agrado de AMLO. Durante varias semanas se negó a felicitarlo por su victoria pese a las recomendaciones que le daba la embajadora Martha Bárcena.

AMLO no la escuchó y ella terminó por renunciar en diciembre de 2020.

Claudia Sheinbaum apuesta por la victoria de Trump, y para ello colocó a Ebrard al frente de la secretaría de Economía.

Luis Videgaray, siendo secretario de Hacienda en el gobierno de Peña Nieto, invitó al candidato republicano Donald Trump. La presencia de Trump en Los Pinos terminó por hacer estallar la carrera política de Videgaray.

Videgaray lo reconoce: entre los suyos, fue un error haber invitado a Trump.

AMLO nunca reconocerá el error de haberle obsequiado el Quédate en México.

La victoria de Trump abriría la puerta a la deriva democrática de México; erosión súbita de la democracia.

La victoria de Harris reconstruiría los puentes institucionales entre los dos países. Sería una gran noticia para quienes aspiran a vivir en democracia.

La realidad no se interpreta.

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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