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Abogan por integración regional energética para el crecimiento renovable

Se requieren políticas claras tanto en EU, México, Canadá y todo América Latina con metas vinculantes por periodo y el diseño de proyectos transfronterizos.

Foto EE: Archivo

La única vía para desarrollar el sector energético renovable regional será un frente común público y privado entre Estados Unidos, Canadá y América Latina, para lo cual se requieren políticas claras en cada territorio, tratados con metas vinculantes por periodo y el diseño de proyectos transfronterizos bancables en el corto plazo, consideró Rodolfo Rueda, miembro del Consejo Mundial de Energía (WEC, por su sigla en inglés), organismo que desde hace 95 años promueve a nivel global el suministro y la utilización sostenible de la energía en beneficio de todos los pueblos. / Tras la ausencia de compromisos a nivel nación en la última Conferencia de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático (COP25) en Madrid, el experto explicó a El Economista la urgencia de que se delimiten rutas claras a lo largo de todo el continente americano, donde los recursos para la generación renovable tienen el potencial de generar una verdadera revolución para incluso lograr sustituir el consumo de hidrocarburos en los próximos 40 años.

Una de las rutas tangibles será la difusión de los capítulos enfocados en crecimiento sostenible del nuevo Tratado de Libre Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México (T-MEC), cuyo capítulo 24, por ejemplo, fue incorporado con el fin de tener un enfoque medioambiental en toda la producción regional, las afectaciones en la capa de ozono y protección de los océanos, con el establecimiento de intenciones para promover entre los firmantes la protección del planeta en un contexto de apertura comercial, con costos reales ante el incumplimiento de normativas trazadas a nivel de los estados.

“Cada vez más debemos comenzar a ver proyectos transfronterizos, de generación bilateral entre empresas asentadas en ambos lados de las fronteras, de transmisión tanto de energía constante como de soporte para los tres países, e incluso otros más disruptivos como el almacenamiento conjunto, la generación distribuida y la distribución colectiva sin fronteras”, aseguró Rodolfo Rueda.

Para ello, la certidumbre en materia de inversiones será necesaria mediante reglas que cada vez se homologuen más entre los tres territorios e incluso se extiendan hacia Centro y Sudamérica.

Crecimiento en México

En México, el crecimiento en la demanda energética no cederá, por el contrario, mostrará un mayor dinamismo al del resto de los sectores productivos del país, con incrementos anuales de por lo menos 3.2 y hasta 3.9% en algunas regiones durante los próximos 14 años. Para ello, serán necesarias inversiones de por lo menos 7,000 millones de dólares cada año, en contraste con los poco menos de 2,000 millones de dólares que se han invertido en los últimos cinco años, incluyendo los proyectos de las tres subastas de largo plazo de la administración anterior.

“En estimaciones, entre el 2018 y el 2032 vamos a requerir 100,000 millones de dólares para generación, transmisión y distribución del país. Eso no lo puede hacer ni el gobierno solo, ni las empresas privadas sin apoyo, sino que se necesita cooperación y estamos llegando al punto en que tanto la demanda como la capacidad de ofrecer la energía no podrá quedarse en un solo país”, aseguró.

El uso de gas natural como combustible de transición prevalecerá por lo menos hasta el 2040, pero para entonces, casi 65% de la nueva capacidad será eólica y fotovoltaica en el mundo, indicó finalmente.

kgarcia@eleconomista.com.mx

Karol García es reportera de Empresas y Negocios.

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