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Opinión

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¿Está la economía mundial en camino a una estanflación?

Se ha escuchado en los últimos días a varios economistas alertar sobre los riesgos de entrar a un régimen de estanflación en la era post-pandemia. La estanflación es considerada uno de los peores escenarios económicos dado que combina dos enfermedades: altos niveles de inflación y bajos niveles de crecimiento. Este escenario pone a los hacedores de política en un dilema dado que las políticas monetarias y fiscales restrictivas controlan a la inflación, pero agravan la situación de desempleo, mientras que las políticas expansivas dinamizan la economía a costa de mayor inflación. Es un escenario de perder-perder. 

Nouriel Roubini, profesor de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York conocido por ser quien predijo la gran crisis financiera de 2008, es uno de los economistas que advierte de los riesgos de estanflación. Roubini argumenta que las políticas fiscal y monetaria extremadamente acomodaticias implementadas durante la pandemia generarán una inflación elevada y persistente en los siguientes años, influenciada a su vez por choques de oferta negativos, que será contrarrestada con incrementos en tasas de interés. Esta normalización de las tasas de interés generará una crisis de deuda considerando el elevado nivel de endeudamiento en países desarrollados de las familias, empresas y gobierno, equivalente en conjunto al 418% de su PIB a junio 2021 (IIF, Global Debt Monitor). Cabe destacar que, al cierre del 2019, este indicador se encontraba en 382% del PIB. Esta crisis de deuda conllevará a una fuerte corrección en los mercados financieros que incitará una contracción económica, llevándonos a un escenario de estanflación.

Actualmente la economía global está siendo afectada por choques de oferta de naturaleza transitoria que han ocasionado incrementos en precios de alimentos por la gripe porcina en China, desabasto de gas natural y carbón en Europa y China con aumentos en los precios de energía, disrupciones en cadenas de producción con incrementos en costos de transporte de carga y presiones salariales para atraer mano de obra. Si a esto se le suma las presiones de demanda por mercancías y servicios, se puede estar hablando de inflaciones altas por más tiempo. Estos choques de oferta van a ir disipándose unos más rápido que otros, sin embargo, preocupan los efectos de segundo orden que puede tener el aumento de los precios de energía sobre los precios de mercancías. Varios bancos centrales conscientes de esta situación han venido subiendo sus tasas de política monetaria, entre ellos Banco de México, con el fin de anclar las expectativas de inflación en sus respectivas economías y controlar las presiones inflacionarias. En este sentido, en la última junta de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell comunicó que en noviembre de este año comenzarán a disminuir el ritmo de compras mensuales de bonos del tesoro americano y bonos respaldados por hipotecas con finalización a mediados del 2022. Cuanto antes actúen los bancos centrales con políticas monetarias restrictivas, menores serán las presiones inflacionarias a futuro. 

Por el lado de crecimiento económico, la productividad laboral en Estados Unidos viene creciendo a una tasa promedio anual de 2.7% desde inicios del 2020 a junio del 2021, por encima del 1.2% promedio anual visto en la década del 2010. La aceleración de la revolución tecnológica que trajo consigo la pandemia es principal razón detrás de esta ganancia en productividad. Como consecuencia de esto, hay expectativas favorables de crecimiento para el próximo año. Se espera que las economías desarrolladas crezcan en promedio 2.9x veces su PIB potencial y las economías emergentes 1.3x veces su PIB potencial en el 2022. Queda claro que por el lado de crecimiento no se trae el riesgo de estanflación en el corto plazo. 

La probabilidad de ocurrencia de estanflación de momento es reducida dado que se viene creciendo por encima de los PIB potenciales y los bancos centrales ya han comenzado a actuar para controlar las presiones inflacionarias. El rol de la política monetaria y fiscal es vital para evitar un escenario de estanflación. La política fiscal debe conservar una disciplina fiscal y procurar políticas que busquen incrementar la productividad laboral e incentivar la inversión privada a fin de mantener un ritmo de crecimiento sano. La política monetaria debe asegurar su independencia y credibilidad, a fin de que pueda anclar las expectativas de los agentes económicos y buscar un balance en sus decisiones de forma que el escenario descrito por Roubini, no sea una profecía autocumplida. 

*El autor es Executive Director Fixed Income Latam Investments de BBVA Asset Management.

r.jara@bbva.com

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