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Bancos fortalecen sus sistemas antilavado ante su vulnerabilidad
El sector seguros también es un área de posible riesgo, reporta el GAFI.
Dada su dominancia en el sistema financiero y al gran volumen de operaciones que manejan, además de que están bien interconectados a nivel internacional, los bancos son los que están en mayor riesgo ante el lavado de dinero, señala el Grupo de Acción Financiera (GAFI) en su reporte sobre México.
El organismo internacional destaca que el lavado de dinero es una actividad esencial para los grupos de delincuencia organizada en México, que dependen del contrabando de efectivo en grandes cantidades en ambas direcciones de la frontera; de las transferencias bancarias y electrónicas tradicionales, y de las maniobras basadas en el comercio, particularmente desde que en el 2010 el país impuso restricciones a las instituciones financieras para recibir dólares estadounidenses en efectivo.
El GAFI puntualiza que el sector bancario, en particular los siete bancos más grandes (conocidos como el G-7), parecen representar el riesgo más alto de lavado de dinero, seguido de las casas de Bolsa, que ofrecen servicios de transferencia de dinero y valores y manejan grandes montos de efectivo en dólares estadounidenses, y varios proveedores de servicios monetarios como las casas de cambio, los centros cambiarios y transmisores de dinero, debido a los tipos de actividades y servicios desarrollados, aunque estos últimos en menor proporción.
El GAFI menciona, empero, que se ha llevado a cabo bien la supervisión en materia de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo del segmento del G-7 y otros bancos, así como de casas de Bolsa, servicios de transferencia de dinero o valores.
En el documento se destaca que el llamado G-7 representa alrededor de 80% del total de los activos bancarios en México, y que todos cuentan con productos y servicios con características de riesgo.
“Por ejemplo, se pueden realizar operaciones en efectivo, operaciones de cambio, transferencias nacionales e internacionales, operaciones a través de comisionistas; productos o servicios que permiten que al menos una de las partes de la operación no sea identificada”, señala el organismo.
Agrega que respecto al área geográfica, los bancos del G-7 también representan un alto riesgo, ya que tienen un alto porcentaje de reportes de operaciones en efectivo y en dólares estadounidenses, que involucran operaciones en áreas donde existe un alto nivel de delitos determinantes, las bases de los grupos delictivos y un alto riesgo de lavado de dinero, como por ejemplo la frontera norte.
“Los reportes trimestrales de transferencias electrónicas transfronterizas también muestran un alto porcentaje de estos reportes relacionados con operaciones con jurisdicciones extranjeras de alto riesgo”, menciona.
aumenta el uso de pesos en efectivo
Aunque se reconoce que a raíz de las medidas del 2010 que restringen el uso de dólares en efectivo en México, ha habido una baja en el flujo de esta divisa en el sistema financiero, el uso de pesos mexicanos como efectivo se ha incrementado.
“En contraste con una reducción importante en el uso de dólares estadounidenses en efectivo, más recientemente hubo un incremento en el uso del peso mexicano en efectivo, que ha crecido a una tasa anual promedio de 13.2%, mientras la tasa de transferencias ha sido de 5.7%”, dice.
En cuanto al sector seguros, el equipo evaluador del GAFI consideró que también es un área de posible riesgo, pero más bajo, de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo, lo mismo que otros sectores obligados como los proveedores de fe pública, arrendamiento de inmuebles, tarjetas de prepago, traslado y custodia de efectivo o valores, recepción de donativos, servicios profesionales e instrumentos de almacenamiento de valores.
De igual forma refiere que existe una amplia y diversa gama de intermediarios financieros complementarios, incluidas las sociedades cooperativas de ahorro y préstamo, financieras populares, financieras de objeto múltiple y uniones de crédito, entre otras, que prestan servicios a muchos miembros de la sociedad, que tienen un acceso limitado a servicios bancarios.
“Los negocios de servicios monetarios en México incluyen a los transmisores de dinero, los centros cambiarios que solamente llevan a cabo el cambio de divisas, y las casas de cambio que están autorizadas a llevar a cabo tanto actividades de transmisión como de cambio de divisas. Los transmisores de dinero y los centros cambiarios son supervisados con fines antilavado de dinero y financiamiento al terrorismo solamente, mientras que las casas de cambio también están reguladas con fines prudenciales”, indica.
El reporte del GAFI señala que las medidas preventivas aplicables a varias instituciones financieras están previstas en las leyes principales que gobiernan a los sectores respectivos, y también están expresadas en las reglamentaciones emitidas por la Secretaría de Hacienda, de conformidad con las leyes respectivas.
“Las reglamentaciones aplicables a varios sectores son similares en estructura y están adaptadas a los sectores respectivos. Desde el 2008, México se enfocó en fortalecer su marco legal e institucional antilavado, en línea con los estándares en constante evolución, incluyendo la aprobación o modificación de varias leyes y reglamentaciones. Algunas de las modificaciones más reciente se centraron en mejorar la transparencia de los fideicomisos (2014) y permitir un mayor intercambio de información entre los bancos mexicanos y las instituciones financieras extranjeras (2014)”, expone.
El informe señala que las instituciones financieras y la mayoría del resto de las entidades designadas, en general comprenden sus obligaciones en esta materia, incluida la debida diligencia del cliente, el mantenimiento de registros y la obligación de informar. “Todos los sectores parecen estar identificando a sus clientes, pero debido, en gran medida, a las deficiencias del marco legal, se identifica a los beneficiarios finales sólo de manera limitada”, aclara.
hay rezago en la entrega de información
Buenos resultados ante la CNBV
La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) difunde, a través de su página de Internet, un “tablero de control” con el que mide el cumplimiento que los sujetos obligados y entidades financieras han tenido respecto a sus controles en materia de prevención de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo. Aquí, los bancos salen con buenos resultados.
Los principales controles en la materia son: que se cuente con un oficial de cumplimiento, encargado de vigilar que se cubra la normatividad en la materia; con un manual de prevención de lavado; y las personas o grupo de personas que ejercen el control de una sociedad; un comité de comunicación y control; un informe de auditoría; el reporte de operaciones relevantes y de montos totales.
Otros entes financieros supervisados por la CNBV también obtuvieron, en lo general, resultados positivos en esta materia, aunque hay algunos casos, sobre todo en entidades no bancarias, que presentan algunas fallas.
Entre los principales motivos de sanción que este órgano regulador ha impuesto a diferentes entidades financieras, destacan los incumplimientos en la entrega de información en tiempo y forma, informalidades y carencias en los reportes de operaciones relevantes y de operaciones con divisas, así como la detección de fallas y deficiencias en los controles para la identificación de clientes.