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Experiencia vs educación, cuándo la trayectoria laboral pesa más que los estudios
De acuerdo con una investigación del McKinsey Global Institute, las habilidades adquiridas con la experiencia representan el 46% del valor del talento y, en algunos casos, permiten un mayor nivel de ingresos que el de las oportunidades que abre la formación profesional.
La educación formal es importante, pero no siempre garantiza un crecimiento profesional, existen algunos casos en los que la experiencia laboral puede mejorar las oportunidades de las personas y generar mayores ingresos en comparación con su preparación académica. De acuerdo con una investigación del McKinsey Global Institute, las habilidades adquiridas con la trayectoria representan el 46% del valor del talento.
“Las organizaciones configuran sus entornos de trabajo con sistemas y prácticas que ayudan a los empleados a ser más productivos. Cuando las personas ingresan a esta configuración, se crea valor. Además de ganar salarios, los trabajadores adquieren conocimientos y nuevas capacidades que llevan consigo durante el resto de sus carreras”, refiere el estudio.
Algunos ejemplos prácticos donde la experiencia laboral aporta casi la mitad del valor del capital humano es el caso de una persona que inicia su vida laboral tomando pedidos en un restaurante y aprende el arte de manejar clientes difíciles y mantenerse calmado bajo presión. Ésta también podría ser la situación de un empleado de inventario que observa a su gerente resolver problemas logísticos y puede aplicar esos enfoques en un rol futuro como gerente de almacén o agente de compras.
Según la investigación de la firma consultora, la experiencia laboral puede superar a la preparación académica formal en los siguientes escenarios
» 1. Cambio de roles intencional
El análisis del McKinsey Global Institute muestra que una característica que tienen en común los trabajadores que están a punto de ascender un quintil o más en su nivel de ingresos es el cambio de roles de manera frecuente e inteligente.
“Para las personas sin credenciales educativas que comienzan en puestos de baja remuneración en particular, el movimiento es fundamental para aumentar sus ingresos”, se destaca en el estudio Capital humano en el trabajo: El valor de la experiencia.
En ese sentido, los cambios de puestos de trabajo han ayudado a las personas a mejorar continuamente, aumentar sus salarios y crear una trayectoria que incrementa su valor. Sin embargo, la vía para maximizar esto, es incorporarse a organizaciones que prioricen el desarrollo del talento.
» 2. Ocupaciones de baja calificación de entrada
Las personas que inician su trayectoria en puestos de baja calificación es probable que ganen menos de entrada en comparación con quienes empiezan en puestos que requieren un perfil profesional más especializado. Sin embargo, la mayor parte de los ingresos que generarán en toda su vida laboral se deberán a su experiencia. En cambio, para las personas que se incorporan a un puesto que requiere mayor calificación, la mayor parte de su sueldo dependerá de sus habilidades de entrada.
“El crecimiento de los ingresos de un lavaplatos que se convierte en cocinero de preparación de alimentos, luego en cocinero de línea y finalmente en un chef se alimenta casi por completo de técnicas y trucos del oficio aprendidos en el trabajo. Además de permitir que alguien adquiera habilidades, la experiencia laboral le da a esa persona un historial, que es valioso en sí mismo por la señal que envía a posibles futuros empleadores”, ejemplifica la firma en su informe.
» 3. Puestos con nuevas habilidades
Retornando a los movimientos de roles, las personas que están elevando sus niveles de ingreso por la experiencia que adquieren son aquellas que se cambian a un puesto con habilidades nuevas que no tenían en su trabajo anterior. Cuánto mayor distancia de competencias hay entre un rol y otro, más beneficios se obtienen de los cambios.
“Los movimientos de aumento de salarios implicaron una distancia de habilidad media de 35% a 50% en todos los países, superior al rango de 25% a 45% para todos los movimientos entre países. En otras palabras, cuando alguien hizo un movimiento para obtener un salario más alto, su nuevo trabajo generalmente involucraba una parte más significativa de habilidades y responsabilidades que no formaban parte de su trabajo anterior”.
El desafío de aprovechar la experiencia
De acuerdo con el informe de McKinsey Global Institute, más del 80% de los cambios de roles están asociados con la migración de las personas de un empleador a otro. En ese sentido, el análisis indica que pocos movimientos corresponden a personas que han sido promovidas dentro de su propio trabajo.
“Esto parece indicar que muchos empleadores no tienen vías de avance internas que sean lo suficientemente amplias para que la mayoría de las personas siga creciendo y trabajando para obtener mejores recompensas con el tiempo”, señala el reporte.
Esta baja apuesta por el desarrollo interno de talento produce un choque con la fuerza laboral que requiere de un movimiento de puestos de trabajo para desarrollar nuevas competencias y mejorar sus oportunidades. “Las personas que quieren reinventarse y asumir roles más importantes a menudo tienen que ir a un nuevo entorno para hacerlo”.
La investigación apunta que si bien la experiencia laboral adquirida por los movimientos de puestos de trabajo es una vía de mejoría en los ingresos de algunos trabajadores, requiere de más empresas apostando por las personas que quieren desarrollar nuevas habilidades, aunque las tareas del nuevo puesto no sean exactamente iguales a las del antiguo rol.