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Felipe Calderón, ¿ciego o cómplice?
Bajó el telón del juicio a Genaro García Luna, de manera unánime, los doce miembros del jurado, declararon culpable al exfuncionario mexicano; con esto se pone por los suelos el prestigio de las instituciones mexicanas de justicia y envuelve en lodo y materias putrefactas la reputación de los expresidentes, Vicente Fox y Felipe Calderón, sobre todo de este último que declaró la guerra a los cárteles de la droga, lo que provocó miles de mexicanos muertos, ignorando —en el mejor de los casos— que su hombre de confianza en esta lucha fuera cercano colaborador de las malignas fuerzas a las que decía combatir.
La noche del martes el expresidente Calderón, en una carta dirigida a la opinión pública a través de las redes sociales, afirmó que luchó con toda determinación en contra de la delincuencia y que jamás negoció o pactó con criminales ni uso la investidura presidencial para abogar por sus intereses. Aseveró que el veredicto dictado en contra del que fuera su secretario de Seguridad, Genaro García Luna, está siendo utilizado políticamente para atacarlo especialmente por quienes cuestionaron la decisión de su gobierno de actuar en contra de la delincuencia. (¿Qué esperaba? ¿Aplausos?)
Calderón puede argumentar, ahora, su inocencia, puede pretextar que él no sabía la clase de alacrán que se echaba al seno con la colaboración de García Luna. Sin embargo, su deber como la máxima autoridad del poder Ejecutivo era la de saber, averiguar y tener la certeza, de elegir a los mejores hombres para cada una de las responsabilidades inherentes a su cargo. También alcanza un grado de corrupción quien elude tal compromiso o quien cae en tamaña omisión.
Reitero aquí algo que publiqué el pasado 25 de enero, acerca de sendas cartas que el coordinador regional de la Policía Federal Preventiva (PFP), el licenciado en criminología y capitán piloto aviador, Javier Herrera Valles, envió al presidente Calderón, en ellas le comentaba “una serie de errores técnicos cometidos intencionalmente por García Luna que afectaba el esquema de seguridad y los principios de ética”. Herrera Valle le confió al periodista Rubén Luengas, en el noticiero “En contexto”: “Mi sorpresa fue que no nada más (el presidente) tenía conocimiento de lo que ocurría, sino que era parte de las complicidades de Genaro García Luna en la protección que se le hacía, en ese tiempo, a la delincuencia organizada”. Por su frustrada denuncia Herrera Valles, estuvo preso, en Tepic Nayarit, tres años nueve meses.
A estas alturas, Felipe Calderón no tiene para donde hacerse. El diario español El País, que no se distingue por ser de izquierda ni mucho menos, realizó, entre el 4 y el 5 de febrero del presente año, una encuesta entre 1,233 mujeres y hombres, mayores de edad y nacidos en México, quienes consideraron que el expresidente panista no es tan inocente como lo quiere hacer creer; 84% de los encuestados opinaron que Calderón debe ser investigado por vínculos con el narcotráfico.
Se han dado casos de columnistas que han pretendido defender a García Luna con el argumento que los testigos de la fiscalía han sido únicamente delincuentes identificados con el tráfico de drogas, quienes no tienen ninguna prueba de lo que dicen. Al respecto habría que decir que los tratos de complicidad con el narcotráfico no se hace con las carmelitas descalzas, sino con los narcotraficantes y que, además, no se firma ningún documento notarial, todo es a la palabra, de bigotes, de huevos. Podrían haberse presentado como testigos de la defensa para testimoniar la inocencia de Genaro, finísimas personas como Vicente Fox y Felipe Calderón. No lo hicieron porque a pesar de ser invierno en la Corte Federal de Brooklyn, Nueva York, la temperatura se puso al rojo vivo.
Punto final
¿Qué haces?
Estoy viendo una película.
¿Cómo se llama?
Ballenas asesinas.
¿De qué trata?
De un caballo que quiere ser cantante.